Con el nombre de cross-dressing se conoce a la práctica que consiste en adoptar la ropa del sexo contrario en los encuentros sexuales. Las personas que disfrutan con esta práctica se excitan cambiando su ropa por la que suele utilizar el sexo contrario, como corbatas y esmóquines en el caso de las mujeres o tacones y faldas en el caso de los hombres. Sin embargo, ello no implica que tenga alguna relación con el travestismo o la transexualidad, ya que una cosa son los encuentros sexuales y otra la vida cotidiana.
¿Qué significa practicar cross-dressing?
Es decir, te puede excitar vestir con ropas del otro sexo en tus encuentros eróticos pero ello no implica que quieras llevar esa ropa en el día a día o que desees cambiarte de sexo. De la misma forma, esta práctica tampoco tiene por qué estar relacionada necesariamente con la orientación sexual: te puede gustar vestirte con ropas propias del sexo contrario siendo homosexual o heterosexual.
Las personas que disfrutan con la práctica del cross-dressing suelen argumentar que resulta muy liberador. En los encuentros sexuales, los roles de género pueden ser limitadores, ya que parece que hay ciertas pautas que los hombres tienen que hacer por el hecho de ser hombres y otros que las mujeres tienen que hacer por el hecho de ser mujeres. Por supuesto esto no tiene por qué ser así, pero eso es algo que solo aprendemos cuando nos atrevemos a trasgredir las limitaciones que nos han impuesto. Una buena forma de transgredirlas puede ser adoptar las ropas y los roles del sexo contrario, ya que eso nos permite ver hasta qué punto esas limitaciones son algo social y no natural. De esta forma, nos liberamos de los roles impuestos y nuestras posibilidades en el sexo aumentan mucho más, ya que no tenemos que adaptarnos a una única forma de comportarnos, por ejemplo a ser sumisas en el caso de las mujeres o a llevar las riendas del encuentro en el caso de los hombres.
Quizá el principal inconveniente que se encuentran las personas que se sienten atraídos por esta práctica es la incomprensión de sus parejas, que muchas veces no entienden las motivaciones para llevar a cabo esta práctica, y lo acaban confundiendo con la homosexualidad o la transexualidad. Sin embargo, si le explicamos que todo eso no son más que prejuicios y que se trata de experimentar y probar, es muy posible que cambie de opinión.